La ludología es el estudio de los videojuegos. Hay quienes pretenden extender su campo hacia todos los juegos, pero esto parece más bien una aspiración romanticista, puesto que nunca se pensó en una ludología antes de los videojuegos y estos fueron la inspiración directa de aquella. No caben dudas al respecto: el campo propio y acotado de la ludología son los videojuegos. Ellos son su objeto de estudio. No los videojugadores (de cualquier edad), no la sociedad en las que son practicados, no los regímenes políticos en los que son producidos ni tampoco cualquier otra cosa distinta de los videojuegos. Porque para ellas ya tenemos otras disciplinas o ciencias. Pero entonces surge la duda acerca de la naturaleza de la ludología: ¿es una disciplina o una ciencia? ¿Está en el campo de las ciencias o de las humanidades? ¿En qué espectro del conocimiento ubicamos la ludología?
Si miramos hacia las ciencias y las humanidades como conjuntos separados, notaremos tres tipos de diferencia notables: uno se refiere al tipo de objeto de estudio que hallamos en ellos; otro, al método utilizado para analizar los objetos de estudio, y un tercero, a la variabilidad de los objetos de estudio. El primer tipo nos es revelado por el sentido común: los objetos estudiados por las ciencias forman parte de la realidad natural y aquellos estudiados por las humanidades forman parte de una realidad enteramente cultural. Para evitar que dejemos en blanco el espacio correspondiente a las ciencias sociales, podemos decir que ellas estudian realidades culturales como si fueran realidades naturales. El segundo tipo nos es revelado desde la comparación entre el artículo dedicado a la ciencia y el artículo dedicado a las humanidades en Wikipedia. El método científico implica cuatro pasos básicos: establecimiento de un problema, proposición de una hipótesis, deducción hipotética y experimentación. Los métodos de las humanidades, en cambio, son menos formales y más reflexivos: se caracterizan como analíticos, críticos o especulativos. El tercer tipo puede inducirse desde lo que dice Greg Frost-Arnold en su breve análisis acerca de la diferencia entre ciencia y humanidades. Los objetos de las ciencias (empíricas o sociales) están sometidos a un cambio constante y, ocasionalmente, son los propios científicos quienes los someten a cambios para llevar a cabo experimentos; sin embargo, esta condición les está dada naturalmente. Los objetos de las humanidades, en cambio, se encuentran fijos o, más bien, sometidos a la interacción con personas para que su dimensión construida tenga una manifestación ocurrida: una partitura, así, sería la dimensión construida de un concierto ocurrido realmente.
Volvamos a la ludología. Nuestra brújula parece apuntar con claridad hacia un sentido concreto. Si aplicamos el primer criterio, concluimos que nuestro objeto de estudio es una realidad cultural y no una realidad natural. Aplicando el segundo criterio, notamos que nuestro método de estudio dependerá en gran medida del tipo de videojuego que analicemos, por lo que se aproxima mucho más a lo analítico, crítico o especulativo que al rígido método de las ciencias. En tercer lugar, no nos caben dudas de que nuestro objeto de estudio no goza de variabilidad, si bien puede haber muchas sesiones de videojuegos con resultados enteramente distintos entre sí: todas ellas, sin embargo, se construirán sobre la base de una misma dimensión construida, el videojuego concreto.
Así que he ahí nuestro espacio: no entre las frías y carentes de valores ciencias, sino que en las humanidades. La ludología, campo nuevo entre ellas, tiene mucho que aportar a la larga discusión iniciada hace tantos cientos de años por los comentaristas de Homero. Ciertamente hay quienes intentarán atraerla hacia el sinuoso campo de las ciencias sociales, pero la naturaleza innegable de su objeto de estudio la mantendrá siempre atada con las humanidades.